A los escépticos del cambio climático causado por el hombre les gusta hacer notar que el dióxido de carbono en la atmósfera estimula el crecimiento de las plantas, lo que sugiere que un consumo cada vez mayor de combustibles fósiles conducirá a una era de rendimientos explosivos de los cultivos.
Pero la ciencia autorizada sugiere que otros efectos del estrés del planeta sobrecalentado, como las sequías y las inundaciones, probablemente superen ampliamente cualquier ventaja adicional de un aire rico en CO2. En términos generales, según parece, las cosechas en verdad disminuirán.
Y vayan más malas noticias: en un documento publicado en la revista Nature de mayo, un equipo internacional ha encontrado que mayores niveles de carbono en la atmósfera vuelven menos nutritivos los cultivos básicos clave, de trigo, arroz, porotos y soja.
El equipo, dirigido por Samuel Myers, un científico de investigación del Departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Harvard, creció una gran variedad de cereales y leguminosas en parcelas de Estados Unidos, Japón y Australia.
Los científicos sometieron una serie de cultivos a aire enriquecido con CO2 en concentraciones comprendidas entre 546 y 586 partes por millón, niveles que se espera alcanzar en torno a cuatro décadas a este ritmo de emisión de gases invernadeo. La otra serie fue cultivada con CO2 en los niveles actuales de la atmósfera, que recientemente cruzó el umbral de las 400 partes por millón.
El resultado: una “disminución significativa en las concentraciones de zinc, hierro y proteínas” para el trigo y el arroz, informó un comunicado de prensa de la Universidad de Harvard sobre los estudios.
Para las leguminosas como la soja y los guisantes, la proteína no cambió mucho, pero los niveles de zinc y hierro cayó. En cuanto al trigo, los cultivos tratados vieron caer el zinc, el hierro y las proteínas en 9,3 por ciento, 5,1 por ciento y 6,3 por ciento, respectivamente.
Estos hallazgos son potencialmente graves, debido a que una gran franja de la humanidad absorbe esos nutrientes a través del consumo de arroz, trigo y legumbres, señalan los autores. Dos mil millones de personas ya sufren deficiencias de zinc y de hierro, lo que causa 63 millones de vidas cada año.
De acuerdo con el comunicado de prensa de la Universidad de Harvard, la “reducción de estos nutrientes representa la amenaza de salud más importante jamás demostrada en relación directa con el cambio climático”.
Los síntomas de la deficiencia de zincincluyen retraso en el crecimiento, pérdida de apetito, alteración de inmunidades, pérdida del cabello, diarrea, retraso en la maduración sexual, impotencia, hipogonadismo (para los hombres) y las lesiones oculares y de la piel. La deficiencia de hierro conlleva fatiga, falta de aliento, mareos y dolor de cabeza.
El trigo, el arroz, la soja y los guisantes son todos cultivos C3, que se caracterizan por la forma en que utilizan la fotosíntesis para atrapar carbono de la atmósfera. Los cultivos C4, que utilizan una vía diferente, incluyen alimentos básicos como el maíz y el sorgo. Afortunadamente, los cultivos C4 mostraron mucho menos sensibilidad a los mayores de CO 2 niveles, el estudio encontró.
Texto original completo de Mother Jones aquí